
Resulta que este japonés, con ese nombre que tiene digno de ser estudiado, realiza unas obras de arte únicas y compuestas. Para ello crea diferentes dibujos que luego refleja gracias a un láser en varias piezas de pixeglás acrílico. Este material de aspecto vidrioso, es flexible y transparente, lo que facilita la composición final de Nobuhiro Nakanish. Se basa en la profundidad de campo. Pone como ejemplo a un día con niebla en el que sólo podremos contemplar el paisaje al completo según vamos avanzando.
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